VENCCI OFICIAL
SOBRE NOSOTROS
De niña, cuando tenía unos 8 o 9 años, corría todos los días desde mi casa hasta el taller de mi abuelo, ansiosa por pasar tiempo con él. Siempre me saludaba con una gran y cálida sonrisa. Mi abuelo era un artesano muy hábil, que no solo crió a 12 niños creando trajes a medida, sino que también les enseñó a tallar telas con una maestría que pocos podían igualar.
Para mi madre y para mí, la máquina de coser era más que una herramienta: era nuestro sustento y nuestro modo de llegar a fin de mes. La vida nos planteó desafíos desde el principio, pero cada uno de ellos me enseñó a ser resiliente. Con el tiempo, aprendí a transformar esas dificultades en fortalezas, fortalezas que siguen moldeando lo que soy hoy.
Fueron estas lecciones las que inspiraron la creación de nuestra primera colección. Con nada más que un sueño y un corazón lleno de esperanza, crucé el Atlántico, decidida a convertir ese sueño en realidad. No hablaba ni una palabra de italiano y confiaba en el inglés como segunda lengua.
Con solo tres meses restantes de mi visa, tuve que adaptarme rápidamente, aprender el arte de la confección de prendas y convencer a los artesanos de que éramos lo suficientemente serios como para ganar su atención. Convencer a las empresas familiares de tercera generación para que escucharan a alguien nuevo fue uno de los mayores obstáculos que enfrenté. Pero en esos momentos de dificultad, me apoyé en la resiliencia que mi familia me había enseñado: perseveré cuando las probabilidades estaban en mi contra y nunca perdí de vista la visión.
Valoramos el arte atemporal de la confección de prendas y la resiliencia que se necesita para llevarlo a cabo.
Estamos aquí para compartir piezas que reflejen nuestro amor por el arte auténtico y celebrar la herencia detrás de cada puntada.
Mi misión es reconectarme con mis raíces, aprovechando la pasión que me inspiró cuando era niña: cortar y teñir telas en la cocina de mi madre. Quiero crear piezas que inspiren a las personas a ser lo que quieran ser.
Por eso existimos.
Por Vinicius Vencci